La frase "No vemos las cosas como son sino como somos" implica que nuestra percepción de la realidad está influenciada por nuestra propia forma de ser y de pensar.

Esto significa que nuestra visión del mundo está filtrada por nuestras experiencias pasadas, nuestras creencias, valores y emociones. No podemos ver las cosas objetivamente, sino que las interpretamos a través de nuestra propia perspectiva subjetiva.

Por ejemplo, dos personas pueden presenciar el mismo evento y tener diferentes interpretaciones de lo que sucedió. Esto se debe a que cada persona tiene su propio conjunto de prejuicios, expectativas y marcos de referencia que afectan la forma en que percibe y comprende la realidad.

Además, nuestra forma de ser también influye en cómo interactuamos con el mundo exterior. Si somos personas positivas y optimistas, es probable que veamos las cosas de manera más positiva y esperanzadora. Por otro lado, si somos personas pesimistas y negativas, es probable que veamos las cosas de manera más negativa y desesperanzadora.

En resumen, "No vemos las cosas como son sino como somos" nos recuerda la importancia de ser conscientes de nuestros propios sesgos y limitaciones al interpretar la realidad. Debemos ser conscientes de cómo nuestras experiencias, creencias y emociones pueden influir en nuestra percepción y estar abiertos a considerar diferentes perspectivas para tener una comprensión más completa y objetiva de la realidad.